Esta semana abrí una cajita de preguntas en Instagram. De ahí surgieron cuestiones que me llevaron a reflexiones que no sabía que necesitaba. Ese espacio, de repente, fue todo un descubrimiento.
Entre las muchas preguntas interesantes que me lanzaron, llegó una que me hizo pararme en seco. No os miento si os digo que le di bastantes vueltas, que me ha costado llegar a dar(me) respuestas. Fue una de esas preguntas que te hacen mirar adentro, coger papel y lápiz para tratar de sacar cosas en claro, que te hacen cuestionarte cosas que transcienden a tu propio hoy. Sinceramente, llevaba mucho tiempo queriendo responderme, de mi para mi. Pero hay cuestiones que pospones, que no son fáciles, que te llevan a mundos incómodos, que escuecen y prefieres evitar.
Así que recibir esa pregunta me empujó a mirarme de frente y ver qué había pasado dentro de mí en todos estos meses (¡que ya van 5!).
⚡️Pero vayamos a la pregunta:
¿Qué es lo que te ha cambiado en tu forma de ver las cosas?
Todo, de piel a raíz. Creo que no hay ningún ámbito de mi vida que esta experiencia no haya sacudido. Para mí siempre fue un viaje de ida, porque no sabía ni cúando ni cómo volvería. Iba totalmente abierta a que la vida, el mundo (y yo misma), me sorprendieran. Quería experimentar, saber hasta dónde podía llegar, saber todo lo que podía ser. Ver cómo era un mundo sin límites, sin juicios, sin presiones ni expectativas que cumplir, solo dejarse llevar.
☀️ Yo misma, por dentro (personal)
Dejarme llevar ya era uno de los primeros retos. Para alguien que necesita conocer las situaciones, preverlas y anticiparse, dejarse llevar es como desconfigurarse a sí misma.
Este viaje se ha convertido en una especie de grito interior donde me reivindico darme mi lugar y empezar a soltar esos lastres que me persiguen.
Entender que no hay mayor miedo que el nunca permitirse hacer aquello que anhelas. Aceptar que nunca es tarde ni pronto, que siempre llegas en el momento correcto. Valorar mi profundidad, como una virtud, sin juicios. Agradecerme por cada cosa que he hecho por mi, por regalarme la oportunidad de escucharme. Aprender a honrar mis logros más que a señalar los fallos. Entender que darme mi lugar es el mejor regalo que me puedo hacer. Que los miedos no se pueden ignorar eternamente. Ver que, ahí fuera, en este mundo de descubrimiento, las etiquetas se borran, y lo único que importa son tus ganas de compartir y aprender. Admirarme a mí misma como acto de amor propio, ser ese espejo en el que querer mirarme.
Y lo más difícil, aceptar que sentirme perdida es parte del camino, y que de nada vale navegar por el mañana porque te olvidas de saborear la única certeza que tenemos: HOY.
💡 Eres lo que haces, y no (profesional)
“It’s not about money, it’s about freedom”
Durante un tiempo de mi vida romanticé bastante el trabajo, mi posición y, por qué no decirlo, el estatus. Di importancia a cosas que, más que ser importantes para mi, lo eran para el entorno y el cúmulo de ideales con los que había crecido.
De alguna forma me sentía "poderosa"; tenía un trabajo bastante bueno, de lo que había estudiado, donde me valoraban y crecía. ¿Estaba rumbo al éxito, no? Con cada avance en esa línea el entorno te celebra, y tú no puedes más que celebrar con ellos y decirte que estás en el camino, que lo estás consiguiendo.
Ese logro me hacia reafirmar que el esfuerzo (sudor y lágrimas) tenía su recompensa. Sí, estaba reafirmando todo eso, aunque no lo hacía yo, sino esas creencias que nos aprietan.
Pero, ¿y qué pasa con los sueños? No había lugar para ellos. Así que aunque no tengas nada claro, camina, avanza y no te pares, no te salgas del camino ni llegues tarde, porque las oportunidades se agotan.
Todo esto me hizo querer cosas sin ni siquiera cuestionarlas. Actuar por inercia, caminar sin preguntarme adónde.
En este mundo lógico, lo que ahora estoy haciendo es un “absurdo acto suicida”. Dar pasos hacia atrás. Y no crean que ese pensamiento no me ha perseguido. Pero si algo he aprendido, es que la lógica te puede llevar a hacer lo correcto, pero hacer lo correcto nunca hizo libre ni feliz a nadie.
Permitirme ser ilógica en este mundo donde todo parece que debe tener un orden. Atreverme a todo lo que quiero. Regalarme tiempo y espacio para explorar esas inquietudes que una niña una vez tuvo. Esto nunca puede ser una pérdida de tiempo.
Quitarle el volante a la inercia y tomar yo las riendas, sin hoja de ruta.
A veces solo necesitamos dejarnos ser.
💫 Eres, en parte, de quien te rodeas (amistades)
He dimensionado mucho las relaciones y la palabra amistad. Me he dado cuenta que hay tantas formas de conectar como personas, y que los moldes en los que una vez creí, están para romperlos.
He aprendido a entender que cada relación es diferente porque su propósito también lo es. Que no es mejor lo que más dura y que lo más efímero y transitorio puede dejarte una huella imborrable para siempre.
Que forzar no vale para nada y que lo que no funciona, simplemente se deja ir. Que es sano dejar ir lo que no fluye y que a veces son los tiempos, que no toca. Cada cosa tiene su momento, y quién sabe si la vida, más adelante, te sorprende trayendo de vuelta algo que en su día no fue.
Y, sobre todo, no todo vale. Saber quién eres y a quién quieres contigo es una muestra de amor propio. A veces hay vientos que es mejor que soplen para otro lado.
💘 Y de quien te acompaña (pareja)
El gran cambio a veces va de reafirmar. Cuidar a quien te cuida. Regar de alegría a miles de kilómetros. Sentir cerca lo que cerca se mantiene. Lo bien que se duerme cuando te arropan, también desde lejos. “Te acompañaré allí donde vayas”. Promesas cumplidas y sueños que se tejen en el tiempo.
Cada encuentro deja un suspiro, me muestra que ahí está el lugar, ese que transciende lo físico. Un impulso y una certeza: pueden los que quieren.
🪷 La raíz (familia)
Somos tantas personas como cambios vivimos en esta vida. No somos los mismos, las relaciones tampoco. La familia permanece, pero nunca inalterable, es imposible.
Dar a cada uno de ellos el lugar que merecen. No darlos por supuesto, la familia puede ser incondicional, pero ni es eterna ni los lazos se alimentan del aire. Aceptación, la misma que entregamos a los demás y de la que a veces privamos a nuestros más cercanos. Reconciliarme con patrones que alguna vez rechacé, todos llegaron por algo. Liberarme de expectativas, sin reprenderlas. Crear anécdotas hasta el fin de los días, son las que dan vida a los recuerdos.
Seguir soltando lastres y construir, desde el cariño.
🌼 Como siempre dije, este viaje son muchas cosas, pero si de pensar en qué me ha cambiado se trata, puedo decir que es un reset, quitar capas que sobran, soltar cuerdas, quitar pesos, liberar y desaprender. En definitiva, una miradita amable a la raíz, adentro, al principio. Un camino de vuelta a mi.
☕️ ¿Me invitas a un café? Si en algún momento te he ayudado a inspirarte, estaría genial si consideraras apoyar mi contenido invitándome a un café 😊
💘 Si te gustó puedes darle al botón de like para apoyar mi trabajo!