#18 Diario de Viaje - Juega
Estábamos en pleno Taller de Escritura, ya caía la tarde. El calor bien húmedo se resiste a abandonar Cancún hasta en sus mejores días de otoño. Pero una vez empieza el taller es como si se anulara mi capacidad de sentir eso que no necesito, y lo aislo. Lo importante lo tengo de frente, un nuevo grupo reunido para compartir desde lo más íntimo y sensible; cada Taller me sorprende más, cada espacio me expande más, cada tarde es un nuevo regalo.
Siempre les pido que se presenten porque juntxs creamos ese espacio. Pero en esta sesión había algo más, les pedí traer con ellxs un texto, una reflexión, una frase que les estuviese resonando en este momento de sus vidas. No sabéis las joyas que han llegado a salir de este ejercicio, no sabéis lo poderoso de leer en voz alta y compartir un pedacito que habla de ti. Siento que muchas de esas frases y conversaciones acabarán plasmadas en estas cartas.
Esa tarde hay una que se quedó sostenida sobre la mesa y me siguió hasta hoy. Una de ellas traía consigo una frase directa, simple, sencilla: “todo es parte del proceso” decía. Nos confesó que esa reflexión que tantas veces le pasó por delante, había carecido de sentido para ella hasta ese momento. Hacía un tiempo que emprendió un proyecto personal; lo soñó, se lanzó y ahora todo estaba dando buenos frutos. El mejor de todos: la satisfacción infinita por (al fin) hacer lo que de verdad quería. Siempre supo que la fotografía era lo suyo, tardó mucho en permitírselo y ahora, cuando ve que su vida se mueve al ritmo del click de la cámara, todo tiene sentido; lo de ayer y hoy.
“Todo es parte del proceso”, me lo llevo y pienso. Como un mantra que quiero que me calme y me haga confiar. Un mantra que quiero creer más de lo que puedo.
El proceso, hay tantas formas de verlo.
Puedes mirarlo al frente, al futuro, al ancho y largo de tus deseos, a la suma de tus anhelos, a ese horizonte de pasos y aprendizajes que parece no tener fin. Que paraliza. Que amenaza con hacerte sentir pequeña y creer que no está para ti. Soñar en grande tiene consecuencias, dar media vuelta antes de intentarlo es una de ellas.
Puedes mirarlo también a los lados, a través de aquellos que admiras, aquellos que brillan y están allí donde te gustaría llegar. Su obra, tan perfecta (e impensable) para ti, su trayectoria, que en tanto te supera. Susurros que parecen mostrarte dónde están a los que nunca (piensas) llegarás.
“Todo es parte del proceso”, puede ser tan alentador como inalcanzable. Tan deseado como ajeno.
Y de repente, también puedes ser amable contigo y mirar atrás. Resignificar tu historia y tus decisiones. Entender tu proceso, observar tus pasos, recorrer tus logros o, mejor aún, tu evolución y aprendizajes. Todo lo que ya fue, todo lo que ya te atreviste, todo lo que ya eres.
“Todo es parte del proceso”, lo entendí. Me llamaba y empecé a verlo.
Y lo veo.
*Hace 1 año estaba a punto de dejar mi trabajo.
*Hace 9 meses empezaba mi aventura en solitario por Sudamérica.
*Hace 6 meses escribí la primera Carta de Viaje por aquí. Nunca pensé adónde me llevarían estas cartas, solo necesitaba compartir todo lo que me removía por dentro.
*Hace 2 meses daba por primera vez un Taller de Escritura.
*Y a día de hoy ya son 6 talleres que he impartido en este tiempo.
La persona que hace 1 año se deshacía en dudas, miedos y bloqueos jamás habría podido entender ni creer que, un tiempo después, su vulnerabilidad se volviera fortaleza, sus decisiones tomaran sentido y su renuncia fuera una bienvenida con los brazos abiertos a sí misma.
A su yo más auténtica.
Y te das cuenta, que las decisiones son jarros de renuncias y sorbitos de amor propio. Y que cuando lo entiendes, lo lejano se vuelve emocionante. Lo que admiras se vuelve inspiración. Y que no saber lo que puede ser, es abrir la puerta y dejar que el viento pase.
El tiempo no vuelve. Los planes siempre cambian. Cada etapa es única. El mañana quién sabe si exista. Y en medio de todo, solo hay una cosa que merezca la pena hacer: disfrutar del viaje.
Y sabes que ya has ganado, porque el premio es venir a jugar. Y lo haces.
¡Gracias por leerme!
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